Todo cambia, ya lo sé, pero hay cosas que se resisten 
Muchas veces dije aquello de: va a seguir siendo todo igual, nada va a cambiar. Y otras muchas escuché: Marta, va a cambiar. Y es verdad, las cosas cambian, para bien o para mal. Mi vida ha cambiado, yo he cambiado, mis amigos han cambiado…No, mis amigos no, para mí son una de las cosas que resisten. Una puede tener amigos nuevos, porque es ley de vida, ¿no? Cuando vas a un lugar nuevo encuentras gente nueva, y más en un lugar en el que pasas mucho tiempo, esas personas nuevas terminan siendo amigos, es normal. Pero los amigos nunca se cambian, los amigos no son dinero, no son una moneda de cambio, no son esos ‘céntimos’ que quieres cambiar porque prefieres monedas de uno o dos euros, no son la ‘estampita’ que tienes repetida y quieres cambiar por otra que no tengas, no son la falda que compraste en esa tienda el otro día y ahora vas a cambiarla porque ahora te gusta más otra o te sientes más cómoda con la otra. Los amores pueden ir y venir, una puede ir y venir, puede pelearse una y mil veces, pero los amigos, los de siempre, los de verdad, esos siempre están, por muy lejos que se pueda estar de ellos, la amistad está mucho más allá que todo eso, aunque a veces no lo parezca.